Lo más probable es que Isco renueve por el Real Madrid y James salga

Francisco Alarcón, Isco, está cerca de ganar su 'pulso' a James Rodríguez para ganarse la continuidad en el Real Madrid. Ambos mantenían un duelo por ganarse la confianza de Zidane y asegurarse un lugar en el equipo el año que viene.

Para conseguirlo, ambos han probado estrategias similares: jugar bien cuando tocaba -es decir, cuando les daban minutos- y levantar la voz cuando los micrófonos les señalaban. El caso es que a Isco el plan le ha salido de maravilla. A James, no.

Es más, el colombiano se ha llevado más de un tirón de orejas por su discurso quejicoso. Con Isco no ha ocurrido nunca nada parecido. Y eso que él, Isco, también ha ejercido su derecho a hablar.

En febrero, por ejemplo, después de cuajar un gran partido ante el Espanyol, el andaluz no tuvo reparos en hablar claro y directo. "Quiero ser titular en el Real Madrid, pero si aquí no puedo, no tendría problema en buscar una salida. (...) Yo estoy tranquilo, a mí lo que me preocupa es tener minutos, la carrera de un jugador es pequeña. Yo estoy muy feliz aquí y estaría muchos años más. De aquí a final de temporada tomaremos una decisión, es mi futuro lo que está en juego", afirmó ante los micrófonos de BeIN Sports.



Son palabras que se pueden considerar similares a las que dijo James tras ganar el Mundial de clubes de Japón. "Yo estoy tranquilo, a mí lo que me preocupa es tener minutos, la carrera de un jugador es pequeña. Yo estoy muy feliz aquí y estaría muchos años más. De aquí a final de temporada tomaremos una decisión, es mi futuro lo que está en juego", comentó el colombiano.

Aquellas palabras, sin embargo, le valieron un fuerte tirón de orejas del capitán, de Sergio Ramos, de Zidane e incluso de la directiva. ¿En qué se diferencian una y otra? Quizá en el cuándo. Mientras que Isco habló tras un partido más de Liga, James lo hizo a las puertas del mercado invernal y ahogando un título conseguido por sus compañeros, pero minimizado mediáticamente por sus declaraciones.

Tras aquellas palabras, James volvió a jugar y lo hizo mejor que antaño, pero aún así, y pese a desdecirse y reiterar su amor eterno al Real Madrid, Zidane le puso una cruz que no le ha puesto a un Isco también rebelde, pero comedido en sus dosis de malestar con el club y su entrenador. A él la técnica del pataleo la ha funcionado. A James, para su desgracia, no.

Fuente: El Economista.es