En lugar de modular el más importante de los derechos ciudadanos, reconocido como tal en todas las constituciones modernas y en la carta de los derechos humanos, habría que preguntarse por qué hay tantas manifestaciones en España y muchas de ellas en Madrid.
En los nueve primeros meses del año se han registrado 2.732 concentraciones o manifestaciones, autorizadas y no autorizadas mientras que en todo 2011, fueron solo 1.380.
El Ayuntamiento de Madrid se queja de que, desde enero, las manifestaciones y concentraciones le han costado 1,9 millones en servicios de seguridad y otros tantos millones más en servicios de limpieza.
Los indultos a los poderosos ladrones de guante blanco, así como la existencia de las listas electorales cerradas y repletas de imputados por casos de corrupción, son las señales evidentes de la nula capacidad del gobierno para escuchar a sus ciudadanos. No han hecho caso en los asuntos más sensibles y continúan hurgando en las heridas de los ciudadanos.
El modelo de estado actual que desde el gobierno se quiere preservar, es precisamente el que ha ido permitiendo que el poder se infiltre en todas y cada una de las instituciones hasta anular la esencia de la democracia. Esta no es otra cosa que el reconocimiento de que el pueblo es soberano y sus gobernantes son sus siervos y representantes. Al ignorar la esencia de la democracia han permitido la escalada de la corrupción a todos los niveles. Yo creo que algunos corruptos han participado simplemente porque todos sus compañeros lo hacían y si ellos no lo hicieran parecerían idiotas a ojos de sus compañeros.
Este gobierno y los anteriores se han dedicado a proteger sus intereses, y los de la interminable corte de amiguetes y familiares. Gürtel, los EREs de Andalucía, y Bankia, solo son los grandes tinglados, pero ¿Cuántos alcaldes de municipios pequeños cobran un sueldo mayor que el presidente de Gobierno? ¿Cuántas obras colosales han quedado abandonadas después de finalizadas por falta de uso?
Al igual que el gobierno anterior, este gobierno pretende salir de la crisis haciendo recaer el peso de esta sobre las víctimas de los que la causaron y protegiendo a los culpables. Es decir, protegiendo a todo el entramado de enchufismo y especulación que desde el gobierno identifican como si fuera la parte intocable de la economía del país.
Resulta especialmente grave y lamentable que los medios de comunicación de este país, no estén a la altura, porque eso es lo que está favoreciendo que los ciudadanos al verse impotentes, tengan que salir a protestar en la calle para denunciar una situación insostenible. Los medios están siendo demasiado tibios con el poder.
Los reporteros gráficos han recibido en numerosas ocasiones un trato violento por parte de los antidisturbios, pero en las televisiones se han limitado a presentar estos hechos como meras anécdotas desafortunadas. Muchos de estos medios de comunicación organizan tertulias donde se escandalizan de las acusaciones de los ciudadanos que criminalizan de forma generalizada a la policía antidisturbios. Creo que escandalizarse por ello es no ver el auténtico problema. Lo que en realidad se está criminalizando por parte de la ciudadanía es: a la policía, a la justicia, a buena parte de los medios de comunicación, al poder financiero y sobre todo a la castaza política y su afán de control omnímodo sobre una sociedad a la cual están asfixiando.
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