BOGOTA, 25 de Agosto_ RAM_ Por. Ricardo Galán... Un juez de Fusagasugá, Cundinamarca condena a un periodista por criticar a una señora influyente en su columna de opinión.
El Presidente de la República dice un día que los periodistas somos idiotas útiles del terrorismo; otro día llama al Director de un periódico para quejarse por una información que no le gustó y al siguiente afirma que el terrorismo no existiría sin los medios de comunicación.
En Arauca, el ELN secuestra durante 20 días a una periodista sin razón aparente.
En Bogotá, otro juez quiere prohibir el ingreso de los periodistas a una audiencia “pública” del caso Colmenares con la disculpa de que la presencia de reporteros afecta el desarrollo del juicio. Como si las filtraciones de la fiscalía, los abogados, los familiares de los implicados y los jueces no le hubieran hecho suficiente daño ya.
Un expresidente de la República lleva a una columnista ante la Justicia porque se atrevió a recordarle sus negocios con la mafia y consigue como bono adicional la suspensión de la columna en el diario de mayor circulación en Colombia. Mismo diario que cerró una revista para no incomodar al Gobierno de turno del que formaba parte uno de sus socios.
El entrenador de la Selección Colombiana de Fútbol no atiende reporteros, no permite el ingreso de la prensa a los entrenamientos, no da explicaciones. Los dirigentes de la Federación de Fútbol lo apoyan.
El Gobierno, el Congreso y las Cortes conspiran para sacar una reforma a la justicia en la que cada uno de ellos se queda con una tajada del pastel, se olvidan de los ciudadanos y de las verdaderas necesidades de la administración de justicia. Como los periodistas y los medios de comunicación descubren la manguala cada uno de los tres poderes empieza a cobrar venganza por su cuenta.
La Corte Suprema de Justicia separa cobijas con dos de sus columnistas consentidas y después de meterles tremenda insultada, las amenaza con demanda penal por calumnia sólo porque se atrevieron a criticarla en sus columnas, lo que para la Corte es más o menos una traición.
¿Habrá en Colombia un fiscal o un juez que absuelva a las dos periodistas a sabiendas de que desatará la furia de la Corte Suprema de Justicia?
El Congreso y el Gobierno aprueban la Ley Lleras 2 que impone límites al ejercicio del periodismo digital y preparan Leyes que limitan el acceso de la prensa a la información oficial e imponen severas sanciones por errores que sean calificados como calumnia o injuria.
El Gobierno y sus amigos empresarios presionan mediante la pauta publicitaria a medios y periodistas para silenciar la crítica y estimular la publicación de opiniones favorables al Presidente y su equipo.
Gobernantes, políticos, jueces y magistrados culpan a medios y periodistas de sus desgracias cuando delinquen, incumplen promesas o abusan de sus cargos. Mismos que los persiguen, elogian y llenan de palmaditas en la espalda cuando los usan para conseguir los votos, el reconocimiento y la credibilidad que les permiten acceder al poder.
Así las cosas, ¿podemos decir con certeza que hay libertad de prensa y expresión en Colombia? Yo creo que si, a pesar de todo.
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