Más de millón 300 mil colombianos entre los años 2009 y 2011 se convirtieron en nuevos usuarios del ‘dinero plástico’ para financiar sus compras. A la fecha, 9,5 millones cuentan con una tarjeta de crédito .
Promociones y rebajas son aprovechadas cada vez más por familias y personas para adquirir casi de todo a crédito: ropa de marca, celulares, computadores, pasando por motocicletas, electrodomésticos y automóviles.
Las bajas tasas de interés, las facilidades de pago, el auge económico y la reducción del desempleo, han jalonado en gran medida ese mayor poder de compra. ¿Pero hasta cuándo?, es el interrogante que ronda a los analistas económicos.
Hoy, por ese ‘boom’ del consumo, los hogares adeudan a los bancos $60,2 billones, tras venir de $48,1 billones en el 2010. Es decir, que los colombianos aumentaron en $11 billones en los últimos 12 meses, sus deudas exclusivamente por consumo.
Los créditos rotativos y de libranza, también han contribuido al aumento de esa cartera bancaria.
¿Alarmas encendidas?
Aunque no hay un desbordamiento del consumo como tal, su crecimiento del 25% durante el 2011, el Banco de la República ya encendió las alarmas.
“Las familias no deben endeudarse en exceso para evitar problemas en el futuro”, considera el gerente del Emisor, José Darío Uribe. De allí, que para evitar excesos, el banco subió al 5% su tasa de interés.
El propio Gobierno recomienda a los bancos no frenar el crédito, pero ser más estrictos con las aprobaciones.
“Lo peor que puede suceder es que tengamos un ‘boom’ de crédito y luego surjan dificultades (morosidad e incumplimientos) cuando un ciclo económico cambia”, anota el superintendente bancario, Gerardo Hernández.
La cartera morosa o vencida de consumo alcanzó los $2,54 billones en 2011, $400.000 millones más que en 2010.
El presidente de la firma Raddar, Camilo Herrera, dice que está de acuerdo con los llamados a la mesura en el gasto por parte del Banco de la República.
“Son necesarios para proteger a la economía y evitar que los hogares se embriaguen en la actual fiesta del consumo, pero todavía no existe un nivel alto de riesgo”, considera el analista.
Por cuenta de esa fiesta, según cálculos de Raddar, las familias, por ejemplo, con $12 millones en ingresos anuales, o un poco más, están destinando el 22% para pagar créditos de consumo e hipotecarios.
No todo es malo
La ola del consumo tiene, sin embargo, una cara positiva: muchos hogares presentan hoy un mejor nivel de vida.
En opinión de Rafael España, jefe de estudios económicos de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, “la compra de bienes durables es una inversión y no un gasto”. Es el caso de los computadores y las motocicletas, que según el economista, son herramientas de trabajo y estudio que mejoran la productividad.
De hecho anota, el 70% de las motocicletas se destinan no sólo como medio de transporte, sino para apoyar negocios y empresas familiares.
De allí que Fenalco considere que aún no hay un desbordamiento del consumo. Las ventas reales del comercio crecieron al 11% en la primera mitad del 2011, pero luego bajaron al 10%, finalizando con un crecimiento del 6%.
La llegada del Tratado de Libre Comercio, TLC, con Estados Unidos podría incentivar más el consumo por una mayor oferta de bienes a buen precio.
Como están las cosas, ese ‘boom’ seguirá, pero se ignora hasta cuándo.
¿Recalentamiento?
Para economistas reconocidos como Eduardo Sarmiento, de la Escuela Nacional de Ingeniería, esa ola del consumo significa que “la economía se está recalentando”.
Según su teoría la mayor entrada de capitales extranjeros ha causado más revaluación, y con ello fomenta una expansión del crédito de consumo que podría ser riesgosa en el futuro.
Sostiene que la política monetaria del Banco de la República ha sido equivocada, pues al subir las tasas de interés propicia más revaluación.
Lo apropiado, dice, es fijar controles al ingreso de divisas vía encajes o impuestos.
La compra de los carros
Los colombianos aceleraron durante el 2011 la compra de carros . Tanto que los concesionarios vendieron —según Fenalco— 324.000 unidades, todo un récord.
Ese consumo, impulsado por la reducción de precios y la mayor oferta de modelos, es el que más ha generado una fiebre entre los hogares por cambiar de carro.
De acuerdo con cifras el Dane sólo esas ventas sumaron $7 billones en vehículos importados y $3,8 billones en autos nacionales. La mayoría a créditos de largo plazo.
“Esas ventas obedecen a la audacia de los concesionarios con sus promociones, lo cual es una virtud y no un defecto”, sostiene el economista Rafael España.
Fuente: ELPAIS.COM.CO
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